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Según la ley, “el tratamiento de datos personales -como nuestro número de teléfono móvil- es ilícito cuando el titular no hubiere prestado su consentimiento libre, expreso e informado”.

-Especialistas destacan que las bases de datos deben estar debidamente registradas ante el Estado y que las empresas no pueden compartirlas ni utilizar los datos con otras finalidades.

Reverso identificó mensajes proselitistas de los precandidatos Facundo Manes (Juntos), Florencio Randazzo (Vamos con Vos) y María Eugenia Vidal (Juntos por el Cambio). La Defensoría del Pueblo de la Ciudad pidió informes al Gobierno porteño por este último caso.

“Hola! Mañana a las 16:30 hs veni a Dar el Paso con Facundo Manes en esquina Av. Maipu y Ugarte. Confirma tu asistencia en [link]” (sic). “El 12 de septiembre elegis que pais queres. Esa eleccion no te la tiene que robar nadie. Entra en [link] y ayudanos a fiscalizar. Florencio Randazzo” (sic). “Hola, soy Maria Eugenia Vidal. Te invito a que caminemos lado a lado para construir juntos el futuro que queremos. Para saber más entra a [link]” (sic).

Al empezar la campaña electoral, la propaganda proselitista en la Argentina no sólo aparece en afiches en la vía pública y en spots de radio y TV, sino también en redes sociales -y de todos los espacios políticos, del Frente de Todos a Juntos por el Cambio, como se contó en esta nota de Reverso-. Pero hay otra manera, directa, en nuestros propios teléfonos celulares, a los que ingresan mensajes de texto SMS sobre uno u otro candidato, sin autorización, como si nos escribiera un familiar o amigo. ¿Por qué pasa esto y por qué está mal? Te lo contamos en esta nota.

La ley y las bases de datos

Los datos personales en la Argentina están protegidos por la Constitución nacional, que en su artículo 43º establece que toda persona puede presentar una acción de amparo para saber qué datos suyos hay en bases públicas y/o privadas destinadas a proveer informes y enterarse de la finalidad de su almacenamiento; y la Ley 25.326, de Protección de los Datos Personales, que en su artículo 5º establece que “el tratamiento de datos personales es ilícito cuando el titular no hubiere prestado su consentimiento libre, expreso e informado”.

Los SMS de publicidad electoral suelen llegar de números que no son números telefónicos tradicionales sino códigos (como 11011, 30777, 41411 y 30003) que envían empresas privadas que manejan bases de datos y son contratadas para contactarse con números de teléfono particulares.

Beatriz Busaniche, presidenta de la Fundación Vía Libre, subrayó a Reverso que las bases de datos que guardan las empresas privadas “deben estar declaradas” ante la Dirección Nacional de Datos Personales. En relación con los SMS electoralistas, señaló que “si alguien tiene datos míos, tiene prohibido utilizarlos con una finalidad distinta” de la indicada al momento de pedir el consentimiento para obtenerlos. “Si yo entrego datos a una empresa, esa empresa no puede disponer de ellos y dárselos a otras empresas sin antes habérmelo informado y sin yo haber prestado consentimiento”, sostuvo.

Coincidió en este punto Natalia Zuazo, investigadora asociada de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), quien señaló que en la Ciudad de Buenos Aires “ya hubo denuncias de padres que inscribieron a sus hijos en las escuelas o vecinos que formularon reclamos de arreglos en una calle y después recibieron mensajes de campaña de algún candidato”.

Zuazo destacó que en la Argentina “las personas somos titulares de nuestros datos personales y, por lo tanto, los cedemos a otros con consentimiento, de la misma manera que podemos pedir que nos saquen de una base de datos”. Por ejemplo, con el Registro No Llame, que reúne los números telefónicos de personas que voluntariamente lo inscriben porque no quieren recibir información, ni publicidad, ni ofertas, ni servicios.

Eduardo Pedutto, director del Centro de Protección de Datos Personales de la Defensoría del Pueblo porteña, dijo a Reverso: “Acá las empresas telefónicas podrían estar vendiéndole las bases de datos a alguien. Porque, si no, ¿cómo llegan a tu teléfono? En el caso de correos electrónicos ya hay jurisprudencia de que tienen el mismo carácter de privacidad que el viejo correo (postal). Con los celulares es evidente que hay negocios detrás”.

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