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Tras 70 años en el trono del Reino Unido, la reina Isabel II falleció este jueves a sus 96 años de edad en el palacio de Balmoral, informó la Familia Real, luego de reportes oficiales que indicaron que su estado de salud había empeorado en las últimas horas.

Hacia el mediodía argentino, la familia real en pleno comenzó a acercarse por vía aérea a la residencia oficial situada en Aberdeen, Escocia, para acompañar a la reina en sus momentos finales. Entre otros, se encontraban presentes su hijo y próximo monarca Carlos junto a la esposa de él, Camilla Parker Bowels, la princesa Ana, sus otros hijos Andrés y Eduardo, su nieto William junto a su esposa Kate Middleton y su otro nieto Harry.

El reinado más largo de la historia británica

Isabel asumió la corona en febrero de 1952, con solo 25 años, al fallecer su padre, el rey Jorge VI. Pese a que la salud del entonces monarca británico se había agravado producto de su cáncer de pulmón, su muerte ocurrió repentinamente mientras dormía por una trombosis coronaria. La entonces princesa debió volver de urgencia de su viaje en Kenia para ponerse a la cabeza del Palacio de Buckingham.

Comenzó entonces el reinado más largo de la historia del Reino Unido. En 2011, Isabel II se convirtió en la segunda monarca con más tiempo en el trono al superar los 59 años de Jorge III, en funciones entre 1760 y 1820. El récord llegó finalmente en 2015, cuando superó los 63 años de reinado de Victoria, entre 1837 y 1901.

En junio de este año, los británicos celebraron oficialmente los 70 años de Isabel en el trono con cuatro días de festejos. La propia reina apareció entonces en el icónico balcón de Buckingham para presencial el desfile que se realizó en su honor.

Su última aparición pública ocurrió el pasado martes, cuando recibió a la designada primera ministra Liz Truss y la ungió formalmente en su nuevo cargo. En total, comenzando por Winston Churchill, Isabel II vio pasar durante su reinado a 15 diferentes premiers.

La guerra de Malvinas y su reinado durante una era de cambios

Su tiempo en el trono fue uno de los de mayor transformación en la historia británica, solo comparable con el la era de la reina Victoria. En sus 70 años como monarca, vio cómo el Reino Unido perdió prácticamente todo su imperio, con la excepción de las islas Malvinas y algunos otros pocos territorios de ultramar, al independizarse las colonias británicas en África y Asia.

Durante esas décadas presenció además varios conflictos armados que involucraron a su país, como la guerra de Suez, la rebelión Mau Mau en Kenia, el conflicto por la independencia de Chipre, el combate contra el IRA en Irlanda del Norte y las guerras en Irak y Afganistán. La guerra de Malvinas con Argentina, sin embargo ocupó un lugar especial, porque fue el único con otro país occidental y uno de los pocos en los que el Reino Unido no combatió como parte de una coalición.

La propia Isabel rompió en esos días el protocolo al quebrar la regla formal que le impide opinar sobre cuestiones políticas, ya que durante una visita de Estado del presidente norteamericano Ronald Reagan dijo: «El conflicto en las Islas Malvinas nos fue impuesto por una agresión abierta y, naturalmente, estamos orgullosos de la forma en que nuestros combatientes están sirviendo a su país”.

Su reinado comenzó con la construcción del Commonwealth, que ella se encargó de promover personalmente, y la posterior inclusión del Reino Unido en la Unión Europea, pero terminó poco después del Brexit, que inició una nueva época de aislacionismo.

En el medio, fue testigo del comienzo de la era neoliberal durante el gobierno de Margaret Thatcher, la premier que más tiempo estuvo en Downing Street durante todo su reinado. Con la «Dama de Hierro» tuvo una tensa relación, que involucraba tanto diferencias políticas como una falta de química personal. Sin embargo, cuando Thatcher fue reemplazada, sinceró su admiración por ella al entregarle la Orden de Mérito, uno de los más altos reconocimientos de la Corona.

Su familia y la relación con Lady Di

También debió transitar por una era de profunda liberalización de las costumbres, que forzó a la monarquía a tener que modernizarse y acercarse más al pueblo para mantenerse en el poder. El momento más delicado fue seguramente la muerte de la princesa Diana en 1997. En un principio, Isabel se negó a concederle un funeral de Estado a su ex nuera ya divorciada, con la que siempre había mantenido una gélida relación. Sin embargo, el aluvión de muestras de afecto y las consecuentes críticas a Buckingham llevaron a la reina a volver sobre sus pasos.

Diana fue finalmente velada en la Abadía de Westminster e Isabel pronunció por televisión uno de sus más recordados discursos, el primero en vivo de todo su reinado. «Yo la admiraba y respetaba por su energía y compromiso con los demás, y especialmente por su devoción a sus dos hijos. Nadie que conociera a Diana la olvidará jamás», afirmó, remarcando que hablaba «como reina y como abuela».

En las últimas décadas debió afrontar otros duros momentos familiares. Primero, la muerte de su madre Isabel y su hermana Margarita con semanas de diferencia a inicios de 2002. El año pasado, sufrió la pérdida del hombre de su vida, el príncipe Felipe, a sus 99 años de edad. También tuvo que soportar fuertes críticas durante la renuncia a la realeza de Harry y Meghan Markle.

Como una madre a quien muchos describían como distante y absorbida por su trabajo diario, tampoco tuvo una relación sencilla con su hijo Carlos. Después de 70 años de espera, ahora será su momento de asumir el trono.

fuente: El destape 

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