Luego de que la Selección Argentina obtuviera la tercera Copa del Mundo al ganarle a Francia en la final del Mundial de Qatar, una gran cantidad de sanjuaninos comenzaron a cumplir las promesas que le hicieron a la Difunta Correa. Es por ello que llevaron sus camisetas, banderas celestes y blancas y hasta fotos, tal como lo habían prometido.

Como fue tanta la cantidad de objetos que recibieron en el paraje de Vallecito, en Caucete, ubicado a unos 64 kilómetros al noroeste de la Ciudad de San Juan, decidieron organizar una muestra especial con estos productos.

Para ellos, obtuvieron en modo de préstamo una serie de maniquíes del Teatro del Bicentenario a los que les colocaron las camisetas que donaron. Mientras que, las demás ofrendas las ubicaron en estantes en una sala especialmente destinada a este fin.

Quienes deseen visitar la muestra podrán hacerlo todos los días en horario de 8 a 19.

La leyenda

En 1840, en un pueblo llamado La Majadita,  vivía Deolinda Correa junto a su marido y el pequeño hijo de ambos. Un día irrumpieron las fuerzas montoneras reclutando soldados para la guerra. Fue ahí cuando se llevaron a su marido por la fuerza.

Deolinda quedó sola y fue acechada por un comisario, por lo que escapó siguiendo los rastros de sumarido y llevando su bebé en brazos. Después de un largo caminar por el desierto, cayó exhausta y se recostó bajo un árbol, donde murió deshidratada.

Unos arrieros la encontraron tendida junto a su bebé, que milagrosamente seguía vivo y estaba amamantándose de su difunta madre.  Los mismos la enterraron en ese lugar y se llevaron al pequeño.

Unos años después, en medio del desierto, un arriero perdió todo su ganado en una tormenta. Desesperado se arrodilló en la tumba de «La Deolinda» y le pidió ayuda. Al día siguiente sus quinientas cabezas de ganado aparecieron sanas y salvas. Así, la Difunta Correa empieza su largo camino en el mundo de los necesitados, convirtiéndose en la leyenda de San Juan.

fuente: Tls