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Un nuevo capítulo se abre ante la inminencia de reapertura del turismo interno en los parajes de la Difunta Correa en Vallecito y San Expedito en Bermejo, Caucete. Tras la desesperación por volver a trabajar, ahora el reclamo de los puesteros es una ayuda económica o de materiales por parte del Estado, que sea específica para afrontar esta etapa. El argumento es que tras nueve meses en stop por la pandemia, muchos no tienen recursos para reponer el stock de mercadería que ofrecen al público, deben hacer mejoras de infraestructura en sus locales tanto tiempo cerrados, varios se han endeudado con el pago de boletas de la luz, además de los que han vivido situaciones de robo y vandalismo en sus puestos.

La definición de cuándo y cómo volverán a trabajar se concretará hoy en una reunión que según confirmó Romina Rosas, intendenta de Caucete, será entre representantes de Bermejo, de Vallecito, de la Fundación Difunta Correa, del municipio y del Ministerio de Turismo. Allí se establecerá la fecha de reapertura al turismo y el protocolo sanitario a cumplir.

En San Expedito el fuerte de visitas es en invierno, por lo que será un desafío abrir en verano.

«Queremos trabajar y estamos desesperados y la realidad es que vamos a abrir como podamos pero no estamos en las mejores condiciones, pedimos una ayuda que a lo mejor puede ser en materiales como barbijos o alcohol en gel que necesitaremos por el protocolo», dijo Jonathan Aguirre, con un puesto de santería en San Expedito.

«Los gastos fijos de luz se hicieron deuda y me he quedado sin parte de la mercadería de mi puesto como bancos y mesas de madera que hacía y que tuve que vender para subsistir mientras estuvo cerrado», sumó Gustavo Ávila, puestero desde 2008 en Bermejo, con venta de santería, regionales y productos de camping en madera. Gustavo comenzó a vender sus artesanías en forma online ante su puesto cerrado en pandemia. «Pedimos una ayuda económica para poder abrir, los gastronómicos perdimos la mercadería y nos readecuamos para vivir, ahora quizás sea necesario un relevamiento de cómo está todo, a lo mejor nos pueden ayudar con pintura para poner a punto los locales», agregó Javier Mercado, con un local gastronómico y dueño de un maxikiosco en la Difunta Correa, quien se las ingenió con un negocio de regalería en Caucete durante estos meses. Una situación similar fue la de Mariela Gallardo, quien vive en Vallecito y tiene un puesto de regionales y santería en la Difunta, quien para subsistir puso un kiosco en su casa para mantener a su familia. «Todo lo que es conservas, dulces y alfajores del puesto lo traje al kiosco para vender y que no se perdiera, así la luchamos, pero si abro ahora el negocio le va a faltar mercadería y no tengo de dónde reponer», detalló.

El Gobierno provincial dispuso a fines de noviembre de este año, y a través del ministerio de Turismo y Cultura local, una ayuda económica de 2 millones de pesos para paliar la situación de los puesteros de Bermejo y Vallecito.

La ayuda se estableció en dos pagos, 10 mil pesos en noviembre y otros 10 mil en diciembre, entre los que fueron relevados con mayor necesidad.

Sin embargo, el fundamento de los puesteros es que esa ayuda no llegó a todos y que si se concretó, fue específicamente para poder subsistir.

De cara a la reapertura, la otra gran preocupación es cómo se va a gestionar el tema del agua, escasa y faltante por estos lares, que será fundamental al momento de cumplir con el protocolo sanitario y las condiciones de higiene que se suele exigir.

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