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El ministro de Economía, Sergio Massa, partió rumbo a Washington, Estados Unidos, donde tendrá una intensa agenda de negociaciones para conseguir la extensión de los desembolsos del FMI e intentar sumar o asegurar líneas de financiamiento del BID y el Banco Mundial, en medio de la campaña electoral hacia las elecciones 2023 de octubre y de la corrida bancaria de la semana pasada. El encuentro cara a cara con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, será clave para conseguir ese objetivo.

Con la tranquilidad de que los votos en el Board se inclinan a favor de Argentina, el ministro tiene la cabeza puesta en convencer a los representantes ante el Fondo más críticos y cultores de la austeridad, entre ellos Japón y Alemania, pero también tendrá un ojo en el resultado que arrojaron las urnas. Fuentes de Hacienda afirman que los ejecutivos del Fondo ven en él a la persona que puede garantizar la estabilidad democrática frente a las impredecibles y disparatadas propuestas de Javier Milei, y Massa utilizará cada una de las herramientas que estén a su alcance para probarlo esta semana en el frente externo. «Es el puente de confianza», definen quienes están a su lado.

Las relaciones que supo construir a lo largo de toda su carrera política en Estados Unidos serán cruciales. Funcionarios del gobierno de Joe Biden lo esperan para mantener cenas, pero también reuniones más formales. Apenas aterrizado, el martes, mantendrá una reunión con Anna Bjerde, Directora Gerente de Operaciones del Banco Mundial, organismo que espera tratar la semana próxima dos proyectos para apoyar las pymes y reforzar la seguridad alimentaria. El mismo día se encontrará con Ilan Goldfajn, Presidente del BID y, antes de su cena con funcionarios estadounidenses, dialogará con Jay Shambaugh y Michael Kaplan, del Tesoro Norteamericano.

Tras las idas y vueltas en las negociaciones, la votación del miércoles del equipo ejecutivo del Fondo llega en un momento clave para el también candidato a la Presidencia de Unión por la Patria, quien a su vuelta tiene previsto anunciar un paquete de medidas con eje en lo productivo, social y laboral, justamente para compensar la pérdida de ingresos que implicó la devaluación del 20 % que le impuso el Fondo. La suma fija adelantada por el funcionario asoma como la medida más significativa de su paquete de iniciativas para frenar el retroceso de los salarios frente al traslado a los precios. A su alrededor, mientras tanto, se repiten ideas de ajustes desenfrenados, encarnados principalmente en Javier Milei. El candidato de la Libertad Avanza fue quien individualmente cosechó más votos en las PASO. La semana pasada, los equipos del libertario y de Patricia Bullrich, la representante del PRO que se quedó con la interna de Juntos por el Cambio, mantuvieron charlas con los funcionarios del Fondo.

Massa buscará polarizar con ellos, sobre todo con Milei. El ministro considera que está en las antípodas de su forma de entender la Presidencia en lo que respecta a la orientación de la política internacional. Las ideas del candidato de LLA ofrecen una bomba de ajuste al FMI, inclusive más que el exigido por el organismo sumado a una mayor apertura económica y la unificación de los tipos de cambio, que varios expertos estadounidenses ven como una medida insostenible. «Massa se enfrenta, se planta, negocia e impide que la devaluación sea más dolorosa para el país», contraponen quienes están cerca del funcionario. Para ellos está claro que un modelo defiende la soberanía financiera y otro no.

Milei también tuvo recientemente declaraciones imprudentes que bien podrían haber resquebrajado el vínculo estrecho que caracteriza a la relación de China con Argentina y que tan importante es para la economía local, teniendo en cuenta que es el segundo destino de las exportaciones locales. El candidato liberal había dicho sobre China: “La gente no es libre, no puede hacer lo que quiere. Y cuando hacen lo que quieren, los matan”. Por el contrario, Massa sacará provecho de su viaje a Beijing y Shanghái meses atrás para visibilizar que su política internacional es más pragmática y está enfocada en consolidar las relaciones para diversificar mercados y vender trabajo argentino al mundo.

En este contexto, los dólares que consiga en Washington son indispensables para el plan de estabilización que tiene el ministro. En principio, el equipo que lo acompaña buscará negociar una extensión de los desembolsos por 7.500 millones de dólares, con el objetivo de engrosar las reservas y sumar mayor capacidad de intervención en el mercado financiero de cambios. La expectativa del Gobierno es que se alcancen los u$s 10.750, con un segundo tramo que llegaría en noviembre. Estarán abocados a esa tarea su jefe de asesores, Leonardo Madcur y el encargado de las relaciones con organismos internacionales, Marco Lavagna.

El que pasó fue un fin de semana atípico para los funcionarios del Ministerio de Economía. Entre todos, estuvieron largas horas terminando de delinear la estrategia que se llevará en Washington, en el que probablemente sea el viaje más importante del ministro antes de las elecciones generales de octubre, por lo que se juega a nivel financiamiento pero también por las medidas que se tomarán a la vuelta. A las 8 de la mañana ya había borradores dando vueltas por los escritorios, según confirman fuentes de la cartera a El Destape. Inclusive pasaron por el Palacio de Hacienda algunos titulares de otros ministerios para acercar ideas.

Miércoles, el día más intenso de la agenda

El miércoles se jugará el partido más importante para Massa. Por un lado, comprobará si fue efectiva su tarea fina para convencer a Jörg Kukies, Secretario de Estado de la Cancillería Federal alemana, para que acompañe el planteo argentino. Hasta último momento, intentará además hacer lo mismo con Jun Mizuguchi Shuntaro Hara, el representante nipón en el directorio del Fondo y uno de los más resistentes a flexibilizar el programa. Después de Estados Unidos, el peso de Japón en el directorio es el más importante, porque concentra  el 6,14% del total, detrás del 16,5% que ostenta EE.UU. Si bien la firma no se vería obstaculizada con su rechazo y el poroteo estaría asegurado con el aval de los alemanes, nadie en el equipo quiere que eso suceda. Argentina cree que está cerrado el apoyo de los norteamericanos y también de China, Francia, España y regiones como África (además de América Latina).

El miércoles, además, Massa volverá a verse cara a cara con Georgieva. Si bien mantienen conversaciones telefónicas asiduamente, la última vez que se vieron fue el 15 de abril, en el marco de la Reunión de Primavera del FMI y el BM, y ya con el acuerdo técnico cerrado. Esa fue la base para el “’Staff Level Agreement” que se buscará cerrar el miércoles, cuando los directivos voten.

Los expertos del Fondo aceptaron la contrapropuesta del Gobierno para la revisión de metas. Aseguraron que se tendrá en cuenta «el fuerte impacto de la sequía, el daño a las exportaciones y los ingresos fiscales del país para la renegociación». En la letra chica, los requerimientos del Fondo pasaron de los 8.000 millones de dólares de acumulación neta anual a 1.000 millones de dólares para todo 2023. No hubo cambios en lo que respecta a la meta de déficit fiscal, que continuará en el 1,9% del PBI.

No fue fácil llegar a la renegociación técnica del acuerdo de facilidades extendidas de julio, al que luego le precedió el pago de USD 2.700 millones con el swap chino, las líneas de fondos de la CAF y los USD 775 millones del préstamo de Derechos Especiales de Giro (DEG) de Qatar. En el ida y vuelta hubo un fuerte debate sobre la tasa de devaluación, el nivel de reservas y de déficit fiscal. La devaluación del 20% que implementó Economía después de las elecciones, y que se había comprometido a efectivizar a posteriori, habrían zanjado uno de las preocupaciones de los directivos.

Podría decirse que dentro del organismo hay dos corrientes bien marcadas respecto al caso argentino entre los representantes más importantes del Fondo. Probablemente quien más interés tenga en que todo salga bien el miércoles para Argentina, además de Massa, es Gita Gopinath, la subdirectora gerente del FMI que aceptó las explicaciones del Gobierno para no aplicar una devaluación del 60% que resultaría inflacionaria. De hecho, la economista norteamericana de origen indio le reclamó al staff a cargo del director gerente para el Hemisferio Occidental, Rodrigo Valdés, que tomara en cuenta los efectos de la sequía que atravesó el país antes de reclamar recortes excesivos como contrapartida a las negociaciones. Resta saber si fue efectiva.

 

fuente: el destape

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