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Tiene 28 años y admitió haber cometido aberrantes prácticas sexuales con la hija de su expareja, de sólo 8 años. Acepta un castigo de 9 años de cárcel.

Tal era el miedo de esa nena de 8 años, que recién cuando le arrancó a su madre la promesa de que no se enojaría, dilucidó la insistente curiosidad de la mujer por saber por qué tenía enrojecida la zona de sus pechos. Lo que esa madre escuchó luego, por poco no la tiró de espaldas: a la explicación inicial de que la irritación era por los besos de su ‘papá del corazón’, sobrevino un detalle terrible sobre la secuencia de los reiterados abusos sexuales a los que había sometida y que, en lo elemental, comenzaban con la exhibición de videos pornográficos como previa a reproducir en la práctica esos mismos contenidos. En su relato, la nena aseguró que el joven que fue pareja de su mamá durante 4 años en los que no hubo convivencia continuada, usaba lubricantes o la hacía bailar desnuda en el baño para satisfacer su deseo sexual.
El prematuro despertar sexual de esa niña estalló el 31 de agosto de 2014, y en Cámara Gesell confirmó que esas prácticas fueron alrededor de 30 y se habían extendido durante un poco más de un año. También precisó que no había dicho nada hasta ser indagada por su mamá, porque el sujeto la amenazaba o ponía en práctica una suerte de chantaje, pues le decía que si iba a la cárcel ella se quedaría sin su mejor amigo o su ‘papá del corazón’.
Cuando la mamá de la nena puso la denuncia, ese sujeto, Ricardo Antonio Mazarico (28) se fugó, pero cometió la torpeza de contactarse por una red social con la madre de la nena, de pedir disculpas y prometer reparar el daño ‘de por vida’ por lo que había hecho e insistir para que no lo denunciara. La otra cosa que se le escapó fue no cambiar la clave de su cuenta y así la denunciante supo que, al estallar al problema, se había ido a Neuquén. Allí fue detenido el 13 de noviembre de 2014.
Ahora, Mazarico llegó a juicio y a través de su defensor, Gustavo De la Fuente, resolvió que lo mejor era admitir su responsabilidad en los graves delitos que le atribuyen: abuso sexual con acceso carnal, gravemente ultrajante y corrupción de menores, todo agravado por la situación de convivencia. Y aceptar también un castigo de 9 años de cárcel.
A ese acuerdo de juicio abreviado llegó con la fiscal Leticia Ferrón de Rago y ayer lo ratificó con su firma ante el juez Ernesto Kerman (Sala II, Cámara Penal) quien resolverá si le impone el mismo castigo o uno menor.

 Diario de Cuyo

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