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Sergio Massa buscará imprimirle a su gestión un estilo que combinará un bajo perfil político -cuestión de no generar tempranas fricciones- con una actividad de gestión visible, con anuncios diarios. En una larga mesa convocó temprano a todos los integrantes de su equipo en Economía para plantear algunos lineamientos generales: eficiencia, rapidez, austeridad y diálogo con todos los sectores. Insistió en que no se podrán requerir «adelantos transitorios» al Banco Central, es decir, deberán financiarse con lo que haya sin recurrir a la emisión, algo que había adelantado en su presentación del miércoles. Luego mantuvo un largo almuerzo con el presidente Alberto Fernández del que dejaron trascender conclusiones optimistas: lo peor del ataque especulativo ya pasó, las perspectivas son buenas. En el cierre de la jornada, el flamante ministro sacó a relucir las ventajas que puede conseguir a partir de sus variados contactos: retomó el diálogo con el titular del BID, el trumpista Mauricio Claver-Carone, quien mantiene congelado un desembolso de 800 millones de dólares al país.

Massa arrancó la jornada con una reunión reservada con un grupo de economistas cercanos en sus oficinas de avenida del Libertador. Le acercaron informes de consultoras internacionales y locales con variados pronósticos, algunos optimistas y otros muy complicados. «Hay de todo un poco», comentaban en su entorno aunque, claro, se aferraban a los esperanzadores. Libertador derecho, se trasladó al ministerio para el primer encuentro con secretarios, subsecretarios y directores, a quienes les habló en una especie de charla pre competitiva. Sin corbata y con el termo bajo el brazo, desgranó las líneas generales que quiere para su gestión. Sin asistencia del Central, los fondos llegarán principalmente de los recortes de subsidios a las tarifas: calculaban que el Estado ahorrará en ese rubro unos 500 mil millones de pesos.

«Se lo veía contento y tranquilo», contó luego uno de los nuevos funcionarios. Estuvieron todos los ya designados. Se supone que este viernes, luego del mediodía, dará a conocer el nombre de su viceministro, el casillero más importante que queda por llenar. Respecto a la secretaría de Energía circulaban muchas versiones pero pocas certezas, pero seguro es un área en la que respetará la influencia de Cristina Kirchner. Una característica será que evitará dar pasos en falso. Por eso, no estaba confirmado para este viernes el encuentro con la Mesa de Enlace, dado que le faltaba terminar de acordar lo que se anunciará a su término. «No se van a reunir hasta que no se termine de acordar», explicaban en Economía. Massa volvió a conversar con el presidente la Sociedad Rural, Nicolás Pino.

En diálogo con El Destape Radio, el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, adelantó que se negociaba una simplificación del trámite de liquidación especial que días atrás anunció el Banco Central para convencer al campo de vender sus granos. Massa anticipó en su presentación que los exportadores se habían comprometido a liquidar 5 mil millones de dólares en los próximos 60 días. En una de las muchas reuniones que mantuvo el ministro en su primer día de actividad, Massa y Bahillo tomaron un café con el saliente ministro Julián Domínguez, quien los puso al tanto de los tiras y aflojes que mantuvo con el sector en las últimas semanas de su gestión.

Un dato central fue el almuerzo de más de una hora y media de Fernández y Massa en la Casa Rosada. Puede dar una idea del cuidado que tendrá el ministro de no aparecer desafiando la autoridad presidencial, de la misma manera que menciona a Fernández cada vez que habla en público. Todavía no está muy definido cómo administrará la relación con el Presidente y la vice, particularmente en los casos cuyas visiones no coincidan. «Seguro que puede haber dificultades, pero Sergio va a resolver como mejor le parezca. El pidió que le den cuatro meses para hacer las cosas a su manera porque está seguro que va a sacar la situación adelante», comentaba un dirigente muy cercano. Confrontaba el estilo ejecutivo de Massa con el del Presidente, al que veía más dubitativo a la hora de tomar decisiones importantes.

Presidente y ministro festejaron las señales positivas que mostraron los mercados desde su apertura, con acciones y bonos en suba y las cotizaciones del dólar a la baja. Imaginaron que los peores días de ataques especulativos habían quedado atrás y ahora era cuestión de apurar el fortalecimiento de las reservas para entrar en un período de estabilidad. Analizaron un régimen especial para empresas petroleras a partir de 2023 para que exporten sus excedentes de combustible y así generar una nueva vía para el ingreso de dólares. Este mismo jueves, el directorio del Banco Central ya avanzó en la instrumentación de las dos medidas anunciadas para facilitar y acelerar el ingreso de divisas por parte de los exportadores que Massa había anunciado el día anterior.

Una sorpresa de la jornada debut fue la conversación con el titular del BID, quien mantiene una agria disputa con el gobierno de Fernández. En su momento, el Presidente buscó impedir la llegada de Claver-Carone -el primer estadounidense en dirigir el BID, un puesto destinado históricamente a latinoamericanos-, quien para más en su campaña confesó que como asesor de Donald Trump había accionado en el FMI para otorgarle el préstamo récord a Mauricio Macri. Como resultado de esa pésima relación, Claver-Carone anunció días atrás que no liberaría a la Argentina los fondos ya aprobados por el directorio del banco dado que el país no era confiable. Pero apenas se conoció la designación de Massa, el norteamericano cambió de tono y anticipó su disposición a colaborar.

Massa tiene fluidos vínculos con el Partido Republicano. Durante años tuvo como asesor especial a Rudy Giuliani, el ex alcalde de Nueva York y alguna vez abogado de Trump. Estas relaciones, tan exóticas para el Frente de Todos, comenzaron a darle rápidos resultados. Según comentó, no sólo evaluaron con Claver-Carone la situación de los préstamos existentes -hay un total de 800 millones de dólares acordados que el país podría recibir de inmediato- sino también «nuevas oportunidades de financiación para promover el desarrollo inclusivo y desarrollar obras de infraestructura en nuestro país». Habrá que esperar, Massa había anticipado que podría recibir 1.200 millones de dólares de parte de organismos internacionales.

«Serio, ejecutivo, abierto a dialogar con todos», comentaban en el entorno del ministro que será el estilo que buscará imponer desde el inicio de su gestión. Decidió dejar las entrevistas para un poco más adelante, cuando tenga novedades para anunciar. Mientras tanto, seguirá con en la senda de reuniones permanentes con algún golpe de efecto diario, su forma de actuar habitual que lo trajo hasta aquí.

 

fuente: El destape

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