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Tras el aumento sideral de precios en febrero, desde el sector anticipan que todavía quedan incrementos por convalidar en la carne que pagan los consumidores. Luego de una «tregua» en el último tramo del 2022, los cortes en mostrador se aceleraron abruptamente y proyectan una suba anual del 100%, por lo que habrá aumentos fraccionados a lo largo de lo que queda del año.

Los precios de los cortes de carne vacuna registraron una suba de 29% en febrero respecto del mes anterior y crecieron 76,8% en términos interanuales, de acuerdo al informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Sin embargo, según datos de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes, el panorama puede ser peor si se confirman las previsiones del sector, que proyectan de un aumento anual del 100% para todo 2023 en el precio de la carne.

En el último año también se disparó el costo de alimentación del animal, ya que la guerra en Europa hasta triplicó el valor de materias primas utilizadas en este proceso. Sin embargo, durante el segundo semestre del 2022, el precio final que pagó el consumidor se vio contenido y no reflejó aumentos significativos. Pero 2023 llegó con las subas pospuestas.

«Esto es un reacomodamiento de precios. Lo preveíamos para noviembre o diciembre y cuando no vimos movimientos imaginábamos una dilatación hacia el tercer trimestre. Pero con la sequía se dio ahora y anticipó el incremento«, apuntaron desde el sector. Para todo 2023, anticiparon que el costo de la carne duplicará su valor para fines de este año y será del 100%.

El boom de febrero no fue suficiente

Durante febrero se observó un impacto bastante uniforme de los aumentos con relación a los distintos cortes, «en donde los intermedios son los que más incrementaron sus precios: 30,5%, mientras que los caros y económicos mostraron una suba de 29,2% y 27,7% respectivamente”, precisó CEPA. Los principales aumentos del mes tuvieron lugar en bife ancho (34,2%), cuadrada (32,9%) y paleta (32,1%).

Según el canal de comercialización, en el caso de las carnicerías el precio promedio de la carne vacuna registró una suba de 33,5% en la comparación con enero, “superando por más de 15 puntos los aumentos de carne vacuna en supermercados (18%)”. Además, en relación a los precios de los productos sustitutos de la carne vacuna, en el caso del pollo, el mismo registró una baja de 0,2% en febrero, después de “nueve meses consecutivos con aumentos promedios que superaban los incrementos promedios de carne vacuna”.

Asimismo, el informe de CEPA indicó que, “si se realiza un recorte desde mayo de 2022 hasta febrero de 2023, el precio de la carne se incrementó 41% mientras que el IPC alcanzó 69%”. Sin embargo, explicaron “que esta comparación es sesgada, ya que, si se extiende, la serie desde inicios de 2020, se observa que el precio de la carne se escinde del IPC a finales de 2020 manteniéndose siempre por encima de este último, salvo en el breve lapso de diciembre y enero últimos”.

De esta manera, “al comparar ambos indicadores desde octubre de 2020 a la actualidad, los datos indican que la carne se incrementó 325% y el IPC ascendió a 249%”, precisó el documento.

El Gobierno perdió la oportunidad del troceo

A principios de año, el Gobierno derogó la resolución que establecía la comercialización minorista de carne vacuna en trozos menores a 32 kilogramos, obligatoriedad que iba a empezar a regir desde el 15 de enero. La inacción de las provincias respecto al monitoreo de readecuación que debían llevar los frigoríficos de cada jurisdicción generó que el plan se caiga definitivamente.

Actualmente, el 75% de los frigoríficos del total de la faena se encontraba en condiciones de operar bajo el nuevo sistema, y pueden hacerlo si así lo disponen, ya que el decreto elimina la obligatoriedad. Esta cifra representa a los establecimientos que se encuentran bajo los registros del Senasa, que son los de exportación, de tránsito federal y que ya poseen el rubro habilitado para cuarteo. Sin embargo, los restantes (25%) son del ámbito provincial y municipal, y nunca lograron readecuar sus instalaciones bajo las nueva normativas.

Por el sistema tradicional de distribución por medias reses, que entrega todos los cortes del bovino en una sola pieza, el carnicero recibe cortes que le cuesta vender, haciendo que deba recurrir a estrategias de supervivencia, como la venta a menor valor o a picar la carne para intentar recuperar el costo de la mercadería.

Con este mecanismo, los carniceros pueden elegir qué cortes vender en base a los patrones de consumo en la zona donde se ubiquen. Sin embargo, ahora quienes dependan de frigoríficos que no estén acondicionados, no podrán contar con esta ventaja.

 

fuente: el destape

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