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San Juan está atravesando la crisis hídrica más grave de los últimos 100 años, lo que termina por afectar tanto el consumo humano de agua como la generación de energía en los diques y también el regadío de los cultivos. Este último es un factor fundamental en el contexto geográfico en el que se encuentra enclavada la provincia, porque no hay que olvidarse que la mano del hombre durante generaciones fue modificando este desierto para hacerlo más habitable.

Esta sequía sumada a las inclemencias climáticas que vienen sucediéndose desde septiembre pasado con heladas tardías, calores intensos, granizo y lluvias genera preocupación en el conjunto del sector vitivinícola local, la economía regional más importante de Cuyo. De hecho, la estimación que hacen desde la Federación de Viñateros y Productores Agropecuarios de San Juan es que la próxima cosecha habrá 35% menos de uva que un año normal.

“La estimación de cosecha es 35% menos sobre un año normal. El año pasado estuvimos 28% menos, o sea que sería un poco menos uva que el año pasado. Se ve que hubo una helada cuando estaba la yemita hinchada, en septiembre u octubre. Para mí ha pasado eso porque en los parrales que tendrían que estar hermosos que tiene de todo, no tiene la cantidad de uva que deberían”, afirmó el presidente de la institución, Eduardo Garcés, a DIARIO HUARPE.

“Hay 750 hectáreas de parrales comprometidas en alrededor de 50% por daños de granizo. La lluvia de anoche (por el lunes) lo único que hizo fue beneficiar por la gran sequía que tenemos, si sigue lloviendo unos días más sería peligroso por los hongos. Esperemos que el tiempo no perjudique”, añadió.

El productor calificó la sequía de “gravísima” y que sin lugar a dudas perjudicará el normal crecimiento de los frutos de la vid. “Tomando como parámetro que el diámetro de una baya de uva normal es de 16 milímetros, este año creo que vamos a tener un diámetro de 11 milímetros. Es que el 80% del grano es agua. Si uno no le pone el agua que necesita el parral, sucede esto”, insistió.

Garcés afirmó que a la poca agua se le suma que los pozos no están rindiendo lo suficiente. “Hemos achicado los canteros y hecho mil cosas, pero no estamos regando como corresponde. Generalmente los días de calor deberíamos regar cada 10 días y estamos regando cada 30”, detalló.

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