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La escalada de violencia pero más que nada el nivel de inconsciencia y alteración es lo que sorprende a los investigadores sobre el policía que se encuentra detenido por presuntos apremios ilegales contra un menor de 16 años al que atacó a golpes en un callejón de Rawson, sitio al que llegó conduciendo el patrullero a unos 140 km/h mientras arrojaba manotazos hacia el asiento trasero, donde llevaban a la víctima, revelaron fuentes calificadas, que agregaron que los mismos compañeros del oficial ayudante Miguel Darío Galván (33) le pedían por favor que parara, haciéndole saber que iba muy fuerte y que podían accidentarse. Pero declararon que siguió, incluso desviándose para llegar a ese lugar donde, totalmente fuera de sí, le dio una golpiza al adolescente.

Ayer, el fiscal Francisco Micheltorena (UFI Delitos Especiales) y el ayudante Leonardo Arancibia imputaron a Galván el delito de apremios ilegales y el de resistencia a la autoridad, pues protagonizó un escándalo cuando fueron a detenerlo. También pidieron que quedara preso preventivamente por 3 meses, medida que fue concedida por la jueza Verónica Chicón, atendiendo a que el imputado, en libertad, puede fugarse o entorpecer la investigación, por ejemplo, influenciando a los testigos que resta que declaren.

El hecho ocurrió el miércoles de la semana pasada, sobre las 22.30, cuando el menor de 16 años fue a la plaza del Barrio Ansilta de Rawson con su madre y otros familiares porque a un hermano suyo la Policía le quería quitar la moto. En ese lugar hubo forcejeos, disparos al aire y caos generalizado entre varias personas porque también se metieron los vecinos y varios refuerzos policiales. Al parecer, el menor en un momento se apropió del casco de su hermano y de las llaves de la moto. Lo concreto es que se lo llevaron detenido, subiéndolo a un patrullero de la subcomisaría Ansilta que guiaba el oficial Galván. En teoría debían dirigirse a la sede policial, pero según la acusación, el ahora imputado condujo a toda velocidad hasta el callejón San Martín, donde totalmente ofuscado bajó al adolescente y, tomándolo del pelo y el cuello, le dio golpes de puño en el rostro y el resto del cuerpo. «Yo les voy a enseñar cómo tratar a estos cacos cul…», habría dicho Galván. En ese momento los dos agentes que lo acompañaban intentaron frenarlo y cuando lograron calmarlo partieron a la subcomisaría, donde se negaron a ingresar a la víctima a un calabozo y a firmar un acta donde constaba que no tenía lesiones. Por el contrario, dieron aviso a sus superiores, exponiendo al imputado, que fue denunciado al otro día por el comisario de la Ansilta y por la madre del chico. Así, un médico legista revisó al menor y constató las lesiones, complicando al acusado, quien el martes pasado se embrolló aún más, ya que se rehusó a ser detenido cuando una brigada lo abordó en el estacionamiento de un supermercado de Santa Lucía. Los pesquisas entonces le pidieron que se dirigiera a Tribunales para entregarse, pero se fue en su auto a su casa de Caucete. De allí se lo llevaron tras un operativo en el que intervino hasta el Geras.

  • El oficial puede enfrentar otra acusación

El oficial Galván corre el riesgo de enfrentar otra acusación, pues está en la mira en otra causa en la que habría actuado de forma negligente al intervenir en un caso de violencia de género. El fiscal Adrián Riveros (UFI Delitos Especiales) investiga la denuncia de una mujer de 31 años que aseguró que los policías que acudieron ante un llamado suyo porque era golpeada por su pareja no la asistieron, ni detuvieron al agresor, ni dieron intervención a Flagrancia, insistiéndole a ella con que se marchara del domicilio. Ese hecho ocurrió el 31 de agosto del año pasado, en Pocito, y el presunto agresor fue el exfuncionario del Ministerio de Turismo Nahuel Fernández, echado tras ese episodio. Galván es uno de los policías que intervino ese día y recae sobre él la sospecha de no haber actuado como correspondía.

 

fuente: diario de cuyo

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