Para los policías de Robos Hurtos y para la jueza Mabel Moya (Segundo Juzgado de Instrucción) no quedaron dudas de que uno de esos hechos ocurrió de esa manera en una casa del barrio Justo P. Castro II, en Caucete. Y que los ladrones que ingresaron a la casa de la familia Sosa el 5 de septiembre del año pasado, alrededor de las 8, fueron un sujeto nacido en Mendoza al que llaman «Cordobés», Ángel Darío Morán Messina (34 años), y Federico Iván Rothis (41).

Por eso la magistrada los procesó y les dictó prisión preventiva por una razón legal ineludible: Morán Messina registraba una condena que aún no terminaba de cumplir y que impedía concederle la libertad en caso de que se sospechara que cometió otro delito. Por misma razón quedó detenido Rothis, quien registraba dos condenas previas, indicaron fuentes judiciales. Sobre ambos sospechosos, la jueza ordenó además trabar un embargo de $300.000 a cada uno.

Aquella vez, en Caucete, la última en salir fue la dueña de casa, justo en el momento en que -según la investigación- Rothis se daba unas vueltas por el barrio en un Ford Fiesta Ambiente color gris con vidrios polarizados, acompañado de Morán Messina. Las cámaras revelaron que entonces Morán bajó del auto, golpeó la puerta y, como vio que no contestaba nadie, se fue hasta el auto, volvió y entró. Luego hizo tres viajes desde el interior de la casa, cargando una notebook, un televisor y otras cosas.

Además de las cámaras, esa mañana un vecino de la familia Sosa vio a esos sujetos y le pareció raro que buscaran a sus vecinos justo después de que se fueran. Cuando se supo lo del robo, se acercó hasta Inteligencia Criminal y, en fotos, reconoció al sujeto que manejaba el auto, Rothis.

Los policías de Robos y Hurtos capturaron a ambos sujetos. Ya los tenían en la mira porque en el barrio Cesap, Rivadavia, habían cometido un robo calcado contra la familia Castillo unos días antes, el 30 de agosto del año pasado (el hecho es investigado en el Tercer Juzgado de Instrucción).

Durante los allanamientos, los pesquisas secuestraron la notebook de los Sosa, el Ford Fiesta y la ropa que usaron al momento de dar el golpe.

Cuando les tocó defenderse, ambos negaron su complicidad en ese robo. Morán Messina, Rothis y algunos testigos que ofrecieron, dijeron que ambos habían estado trabajando en una casa de comidas que tiene Rothis, donde además realizaba una ampliación. Para la jueza, sin embargo, las pruebas demostraron lo contrario.