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EL Ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, reiteró hace unos días que presentará antes de fin de año una reforma tributaria para reducir impuestos distorsivos. Entre estos se destacan: los ingresos brutos recaudados por las provincias, los impuestos a los sellos que cobran varias jurisdicciones, los impuestos al trabajo que recaudan Seguridad Social y la AFIP y los referentes a las operaciones bancarias como el impuesto a los débitos y créditos bancarios.

El primero de ellos, Ingresos Brutos, es el que consideran las autoridades del ministerio de Hacienda como el más distorsivo. Los técnicos que responden a Dujovne ya se han contactado con algunos ministros de Economía provinciales para comenzar a elaborar un acuerdo en el futuro que permita poder eliminar ese impuesto, que según fuentes del ministerio de Hacienda, «es el más distorsivo de todos los impuestos que se cobran el país y en el futuro hay que eliminarlo pero reemplazarlo por otro impuesto». Desde el Gobierno opinan que se trata de un impuesto ampliamente distorsivo y negativo para las pautas de crecimiento, además de estar históricamente atado con los años de mayor presión tributaria sobre los privados. «El inconveniente es que si se elimina representa en algunas provincias hasta el 80% de la recaudación de los recursos propios y es un impuesto que tiene una gran capacidad para recaudar para el fisco porque está incluido en los precios cuando se comprar un determinado bien o servicio», manifestó el economista Diego Giacominni y agregó que «esto ha llevado a que algunos gobiernos provinciales hay aumentado la presión tributaria al aumentar ese impuesto en casi un 100% en los últimos 15 años y haya pasado a tener más incidencia que el impuesto inmobiliario».

El segundo impuesto que se intentará eliminar o reducir es el impuesto a los débitos y créditos bancarios más conocido como impuesto al cheque que fue instrumentado por Domingo Cavallo en el 2001. Este sería reemplazado por un impuesto a las tenencias de dinero en efectivo. El economista Jefe de FIEL Daniel Artana, que asesora al Gobierno para una futura Reforma Impositiva, explicó: «En lo que respecta a la propuesta que hizo FIEL en el 2015 nosotros no planteamos una eliminación del impuesto a los ingresos brutos, pero sí de otra serie de impuestos como el impuesto a las ventas de automotores o de productos electrónicos, ya que probablemente aportarían recursos adicionales».

De acuerdo con lo que pudo investigar este medio, el proyecto de Reforma Tributaria en el que trabaja Dujovne tiene como base el «Plan Para Reformular el Sistema Tributario Argentino» presentado por FIEL en el 2015. El documento titulado «El sistema tributario argentino. Análisis y evaluación de propuestas para reformarlo» fue realizado por los economistas Daniel Artana, Isidro Guardarucci, Pablo Lavigne, Jorge Puig y Nuria Susmel. En el informe se plantean una serie de propuestas para aumentar la tasa de inversión y reducir la evasión impositiva.

El trabajo de la consultora tiene entre sus puntos principales la fijación de un Impuesto al Valor Agregado (IVA) generalizado del 19%. Otra de las alternativas que estudian las autoridades económicas, según pudo saber este medio, es una suba del IVA del 21 al 25% donde el 20 sería para la Nación y el restante 5% para las provincias. Con esto, el Gobierno eliminaría la distorsión que produce ingresos brutos por el efecto cascada. «Ingresos brutos es un impuesto de los llamados en cascada. En particular porque se paga en cada etapa del proceso productivo y de comercialización con un fuerte sesgo anti exportador, ya que encarece las exportaciones en favor de las importaciones pero una de las bases de la recaudación de impuestos de las provincias», comentó Giacominni, director de la consultora Economía & Regiones. Este impuesto, según visión del economista, va en contra de los incentivos para invertir.

Con respecto a la posibilidad de eliminar o reducir el impuesto a los débitos y créditos bancarios, se estudian dos opciones. La primera de ellas es permitir que se tome a cuenta del Impuesto a las Ganancias o de Bienes Personales en el caso de los trabajadores autónomos; o en pagos a cuenta por parte de los monotributistas. Esta sería la alternativa menos costosa para el Gobierno. La segunda opción es aplicar algún tipo de impuesto los depósitos en efectivo para desincentivar la utilización del mismo. Esta alternativa viene del lado del BCRA que busca bancarizar al máximo el circulante en pesos que está fuera del sistema y que se trasladan en efectivo por el público para evitar el impuesto al cheque, para luego aplicar un tributo de menor presión que el impuesto al cheque pero para los depósitos. Los bancos estiman que el volumen general de dinero en pesos que hay en el sistema un 0,6 % del total compensaría las pérdidas de lo que recauda el impuesto al cheque que tiene un costo del 1,2 % por cada transferencia bancaria.

El año pasado, la recaudación por el IVA fue de más de 131.000 millones de pesos. Los especialistas tributarios reconocen que es un impuesto de recaudación fácil y diaria y que crece al ritmo de la recuperación del sistema financiero argentino.

Entre las reformas que propone el estudio de FIEL, se destacan las siguientes:

1. La eliminación de las diferencias que permiten reducciones por tamaño de empresa y por región en las contribuciones y aportes a la seguridad social y gravarlas con un monto uniforme del 12%. Una rebaja tendría impacto positivo sobre el empleo formal y los salarios netos y podría ser mayor si se reduce la rigidez de normas laborales que introducen cambios innecesarios que no benefician a los trabajadores.

2. Ajustar las escalas por inflación en el Impuesto a las Ganancias de personas físicas y a los bienes personales. En el primero de los casos, los contribuyentes deben pagar tasas medias elevadas dado que la inflación comprimió la escala -tendría un costo fiscal del 0,5% del PBI. Además, la reforma de 2013 profundizó el sesgo a favor de financiar inversiones con deuda y gravó ganancias de capital que estaban impuestas indirectamente, por lo que convendría derogarla. En tanto, para el segundo se debería volver a un esquema mínimo no imponible tradicional.

3. Tomar medidas que reduzcan impuestos en vez de ofrecer incentivos impositivos -que se consideran poco eficaces-, en particular sobre las inversiones financiadas con fondos propios. Esto debería ser acompañado por la eliminación de tratamientos especiales que existen en algunos regímenes sectoriales, aunque el potencial de ingresos por eliminar estos beneficios es limitado.

4. Una reducción en las retenciones a las importaciones que elimina las actuales (excepto soja y derivados, que se gravarían al 15%) implica sólo un costo fiscal del 0,5% del PBI. Además, si no se modifica el reparto de recursos entre la Nación y las provincias, el costo aumentaría al 0,9% del producto.

5. Reducir a la mitad el límite para ser considerado responsable inscripto en el IVA. Esto podría hacerse manteniéndolo sin ajuste por algunos años.

6. Reemplazar el Impuesto a los Ingresos Brutos por un IVA provincial o un impuesto a las ventas minoristas para compensar a las empresas «perdedoras» por el cambio de base imponible».

7. Aumentar gradualmente la proporción que puede descontarse como pago a cuenta del Impuesto a las Ganancias del Impuesto a las Transacciones Financieras. Sobre este último se advierte que es difícil eliminar el tributo por su elevada tasa de recaudación.

(Fuente: Infobae)

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