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El triple crimen que generó conmoción en Mendoza ocurrió esta madrugada en un barrio de Guaymallén.

Un hombre asesinó a dos mujeres y a un nene y luego intentó incendiar la casa donde ocurrió la masacre para ocultar las pruebas. El triple crimen que generó conmoción en Mendoza ocurrió esta madrugada en un barrio de Guaymallén. La Policía identificó rápidamente al sospechoso, que fue hallado muerto horas después de los asesinatos.

Minutos después de las tres de la madrugada, un llamado al 911 alertó sobre un incendio en una casa ubicada en calle Barcelona al 100, en el barrio Escorihuela.

Los bomberos llegaron al lugar, comenzaron a combatir las llamas que afectaron un 40 % de la construcción y cuando lograron ingresar a la vivienda, encontraron los cuerpos sin vida de Mónica Outeda, de 51 años, Mayra Soledad Bueno, de 25 años y Lautaro Vega, de solo seis años de edad.

La primera hipótesis de la Policía fue que las muertes se habían producido por intoxicación por monóxido de carbono, pero rápidamente descartaron esa idea.

‘Las víctimas tenían golpes en diferentes partes de sus cuerpos‘, confirmó la fiscal de Homicidios, Claudia Ríos, quien señaló que por las muertes la Policía buscaba a José Patricio Molina, de unos 40 años.

Ríos había asegurado que existía un pedido de captura y que el Ministerio de Seguridad ofrecería una recompensa para encontrar al hombre, que era pareja de Bueno aunque no se mostraban juntos en público.

Testigos lo habían visto salir de la casa donde se produjeron los asesinatos con bolsos antes del incendio que él mismo habría provocado para tapar las evidencias del crimen.

‘Al nene (de seis años) lo ahogó, a Mónica (51) le partió la cabeza con un machete y tenía golpes en todo el cuerpo, y a Mayra (25), su pareja, la mató a golpes‘. contó una vecina.

El caso tiene ciertas similitudes con otro triple crimen ocurrido en Mendoza el 23 de octubre de 2016, en una casa del barrio Trapiche, en el municipio de Godoy Cruz.

Ese día Daniel Zalazar mató a tres mujeres e intentó asesinar a dos chicos, entre ellos su beba de nueve meses, a quien no quería reconocer como propia.

El 26 de septiembre del año pasado Zalazar, instructor de artes marciales, fue condenado a cadena perpetua, en un juicio abreviado donde se declaró culpable y no mostró signos de arrepentimiento.

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