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“La Armada Argentina es un motor que mueve muchas esperanzas en los que la integran”

Oriunda del Departamento sanjuanino Zonda, la Suboficial Primero Rosana del Valle Martínez Quintero cumplió 18 años al servicio de la Armada Argentina, la misma cantidad de años con los que ingresó a la institución en 1993.

Puerto Belgrano – La Suboficial Primero Rosana del Valle Martínez Quintero tiene 46 años y 18 de servicio en la Armada Argentina. Además de su escalafón Enfermería, se capacitó como Auxiliar Psicotécnico y es Técnica en Instrumentología, Radiología y Traumatología.

Ingresó a la Institución en 1993 y hoy se encuentra destinada en la Escuela de Suboficiales de la Armada (ESSA) en la Base Naval Puerto Belgrano (BNPB), al sur de la provincia de Buenos Aires, donde es encargada de la Sección Aptitud de la Dotación, Odontología, y de la Red Covid-19.

Con 18 años en la Armada, la Suboficial Martínez Quintero expresó: “La Armada Argentina es un motor que mueve muchas esperanzas en los que la integran”. En la época en que ingresó, el personal femenino podía optar por dos especialidades: Operaciones o Enfermería, “y elegí Enfermería, lo más cercano a mi sueño que era ser Médica Pediatra”.

La Armada se convirtió así en su hogar. “Es el lugar que me abrió los caminos, cambió mi visión y me permitió crecer, me formó obteniendo un título terciario; donde pude alcanzar mis objetivos personales, formar una familia y ayudar a las personas desde mi profesión”.

“En la Armada, las personas con las que nos cruzamos en el camino son nuestros hermanos y facilitan este caminar; crecemos en este ambiente como personas y profesionales y es un orgullo servir. Aprendí tantas cosas nuevas que lo agradezco”, destacó.

“La Armada es familia, lealtad, honor, respeto, valores, humildad y, sobre todo, vocación de servicio; para Servir a la Patria hay que ser leal, respetuoso y humilde”, sentenció.

A lo largo de su carrera estuvo destinada en el Hospital Naval “Cirujano Mayor Dr. Pedro Mallo” (HNPM) de Buenos Aires, en la Base Naval Mar del Plata, y en Hospital Naval Puerto Belgrano. “Destinos en los que siempre encontré seres solidarios, excelentes grupos de trabajo y profesionales, compañeros de valores humanos incalculables que trabajan sin buscar reconocimiento, porque nos gusta trabajar así”, enfatizó.

Su trabajo diario en la Escuela de Suboficiales de la Armada

Luego de permanecer un tiempo trabajando de manera remota durante la pandemia, por ser diabética y paciente de riesgo. Tras haber recibido la vacuna volvió a su trabajo diario en la Escuela de Suboficiales, y con las cualidades que la caracterizan: inquieta, incansable, cumplidora y profesional responsable. “Estar a cargo de la Red Covid-19 de la ESSA implica estar pendiente todo el día en la atención de cada paciente y su grupo familiar, y realizar los posteriores seguimientos, en los que se verifica la sintomatología, y se monitorea la situación sanitaria real en cuánto avanzan o disminuyen los síntomas del virus como así también, consejos sanitarios en alimentación, cuidado e higiene y desinfección de la casa”, explicó.

“Además de lo sanitario, llevamos tranquilidad, seguridad, e información certera al paciente para minimizar miedos. Lo más fuerte de la red es que hay muchas personas solas y necesitan apoyo; en su mayoría los aspirantes navales son oriundos de todas las provincias argentinas y no sólo de la zona”, apuntó. Con la Red, en mayo de este año, se llegaron a atender unos 53 pacientes.

Su día comienza con revisiones médicas de trabajadores de la ESSA: “En Aptitud, se realizan estudios específicos al personal de dotación, a quienes se encuentran en abastecimiento, los que hacen trabajos en altura, expuestos al ruido, entre otros; que deben estar al día con los requerimientos del destino y la ART (Aseguradora de Riesgo del Trabajo)”.

Este año también comenzó el curso de ascenso de Suboficial Primero a Principal “que tiene una plataforma virtual en la cual voy entregando trabajos y rindiendo exámenes”, agregó.

De tierras cuyanas al mar

Oriunda del Departamento Zonda de San Juan, Rosana nació en el Hospital Marcial Quiroga y vivió toda su vida en esa localidad sanjuanina hasta los 18 años, cuando ingresó a la fuerza una vez finalizado el secundario, en 1992, en el Colegio Provincial. Recordó que su preceptora Paquita y su profesor Pedro de Matemáticas fueron quienes la alentaron y ayudaron para ingresar a la Armada Argentina.

Sus estudios primarios los cursó en el colegio “Rafael Obligado”. En ambos establecimientos educativos se destacó por su dedicación al estudio y esfuerzo, siendo parte del cuerpo de Banderas; incluso llevando el estandarte de la Nación en desfiles y eventos escolares.

“Vengo de una familia muy humilde y siempre hemos trabajado para ayudarnos entre nosotros. Mis padres siempre nos inculcaron el respeto y el valor por el trabajo, que dignifica y enaltece. Su crianza, educación y fe me mantienen en pie día a día”, expresó.

Su padre, Pedro Nolasco Martínez, falleció hace 10 años, y su mamá Celia Quintero se encuentra en Zonda. Tiene dos hermanos que son Agentes de Policía de la Provincia de San Juan: Enzo Roque y Gonzalo Miguel, y tiene 5 sobrinos.

Confesó que de su tierra natal extraña todo, porque Zonda es un valle hermoso en el que todas las familias se conocen y ayudan. “Extraño la comida de mamá, amo comer locro, y el puchero al vino. Extraño comer la uva tibia arrancada del parral, y andar en las acequias. La familia se extraña mucho, mi mamá, hermanos y sobrinos; mis tías Norma y Graciela; mi primo Mauro, con quien nos criamos juntos y a su hijita; mi primo Víctor, con quien buscábamos nísperos y sandías, y tapizábamos el zaguán con las semillas”, dijo mientras soltaba una risa incontenible.

“Tuve una infancia muy linda. Me crie entre varones, arriba de los árboles y también jugaba al fútbol en Juventud Zondina, en el equipo de mujeres”, sonrió recordando esa etapa de vida en su tierra cuyana.

Su familia está conformada por su hija María Victoria Ledesma, de 18, que estudia para ser Bióloga. “Decidí no ser operativa y estuve destinada siempre a unidades en tierra, por mi hija. Porque el enfermero Naval no sólo trabaja en el ámbito hospitalario, lo hace en muchas otras unidades navales y de la Flota de Mar”.

Completa su familia, su compañero de vida, el Suboficial Primero Ciro Valdéz Mango.

La Suboficial Martínez Quintero, estuvo destinada 4 años en el HNPM, 4 en Mar del Plata, y 10 en el Hospital Naval Puerto Belgrano: “Acá presté servicio en el Pabellón VIII de Oficiales, en Aptitud, y más tarde, trabajé con los Veteranos de Malvinas en el marco de lo que era el Fondo Patriótico”.

Confesó que no tiene mucho tiempo libre, pero en sus ratos de ocio le gusta tejer, y pintar en porcelana y madera. “Con la pandemia y la Red Covid de la ESSA, lo dejé un poco de lado porque amo mi trabajo y lo que hago”, aseguró.

Para ella, Servir a la Patria “es un servicio sin límite, uno está los 365 días a disposición; y es tener la camiseta puesta del equipo las 24 horas, porque tenemos en nuestras manos la responsabilidad de la salud”.

Mar Adentro

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