Cada año, del 1 al 7 de julio, se celebra en Argentina la semana de la Dulzura, una costumbre popular que invita a regalar golosinas como muestra de afecto.
Aunque no está incluida en el calendario oficial, se convirtió en una tradición muy arraigada en el país y suele extenderse durante todo el mes.
La propuesta nació en 1989 como una estrategia de marketing de la Asociación de Distribuidores de Golosinas (ADGyA) junto a la empresa Arcor.
La consigna original fue «una golosina por un beso» y buscaba incentivar el consumo en un contexto de fuerte crisis económica e inflación.
El resultado fue exitoso. Ese primer año, las ventas de dulces y chocolates crecieron un 20 por ciento.
Desde entonces, la costumbre se repite cada invierno, coincidiendo con el pico de consumo de productos de este tipo.
Con el tiempo, la propuesta se flexibilizó y hoy el gesto simbólico se puede aplicar entre amigos, parejas, familiares e incluso compañeros de trabajo.
Durante la pandemia, la campaña también se adaptó al contexto de distanciamiento y surgió la consigna «un beso virtual por una golosina real», manteniendo viva la tradición aún en tiempos difíciles.
Actualmente, aunque el foco está en la primera semana de julio, muchos comercios extienden las promociones durante todo el mes.
Así, la Semana de la Dulzura se transformó en una oportunidad no solo para compartir un gesto de cariño, sino también para fortalecer vínculos y activar el consumo.
Deja una respuesta