Existen varias razones para ello. Eso sí, todas tienen su origen en la legislación y el interés comercial. Ninguna de las mismas tiene fundamento en que el agua caduque en sí. No obstante, sí existe un elemento que puede «caducar». Y este es el plástico. Pero vamos a verlo.
TODOS LOS ALIMENTOS LA LLEVAN
Tanto en Estados Unidos como en Europa, todos los alimentos han de estar marcados, entre otras cosas, con una fecha de caducidad. En España, por ejemplo (y en otros muchos países), contamos con la fecha de caducidad o vencimiento tras la cual un alimento se considera peligroso para su consumo; y también con la fecha de consumo preferente o aconsejado. Adquirir un alimento «pasado» obliga al vendedor a reponerlo de manera inmediata para el consumidor. No debemos, como ya os contamos, consumir un alimento pasada la fecha de caducidad. Consumirla tras la fecha «preferente» puede suponer una pérdida en las propiedades organolépticas (sabor, olor…), lo que resta parte de los valores del alimento. El agua, por ley, también ha de llevar dicha fecha.
EL PROCESADO DE EMBOTELLADO
Lo anterior también se debe al proceso de embotellado. La fecha de caducidad del agua se imprime por usar técnicas y maquinaria que también se emplea en otros productos perecederos. Esto obliga a disponer de una fecha de caducidad para el agua, por si acaso (posible contaminación, etc.). Y es que es más barato imprimir el sello de caducidad que cambiar una línea de montaje al completo.
INTERESES COMERCIALES
Lo que sí puede darse en el agua es un cambio en el sabor, con el tiempo. Con un sencillo sello de caducidad, la empresa «se lava las manos» ante cualquier tipo de crítica pasada la fecha de expiración dispuesta en la botella. Pero el sabor no se debe a contaminación bacteriana ni a cambios moleculares del agua. Las fechas y los procesos relacionados con esto están muy lejos de la fecha de caducidad del agua dispuesta en la botella. No. Esto se debe principalmente al continente, a su plástico.
El eterno problema del plástico
Se dice que la fecha de caducidad del agua se debe al plástico que la contiene. Aunque esto está malentendido. No es que el plástico en sí caduque. Los plásticos actuales (por suerte o por desgracia) son increíblemente duraderos. Pero lo que si es cierto es que estos son capaces de liberar sustancias en el líquido que contienen. Cuanto más tiempo pasa, y con ayuda del calor, más son las sustancias liberadas en el agua. Cada día entendemos mejor qué pasa con estas sustancias. Por ahora, todos los plásticos que se han considerado «peligrosos» para la salud han sido retirados del mercado (más o menos). Pero, la OMS y otros organismos trabajan siguiendo el principio de precaución, lo que presiona a las demás entidades.
Actualmente, el tereftalato de polietileno o PET, que es el plástico principalmente utilizado en casi cualquier caso, está bajo el punto de mira de numerosos investigadores. Entre otras cosas, la preocupación de la comunidad científica se centra en que pueda liberar productos perniciosos (en concreto ftalatos, antimonio, formaldehído o acetaldehído) en el agua. Por ahora, todos los estudios que advierten de un peligro potencial no han sido concluyentes o están sujetos a una metodología muy dudosa. No obstante, varios rumores (falsos) se han extendido por toda la red, alimentando el miedo y la desinformación.
Por el momento lo que sabemos es que estos plásticos, si bien sí que liberan ciertas sustancias en el agua, lo hacen dentro de los márgenes seguros marcados. No obstante, todavía siguen las investigaciones vigentes al respecto. En cualquier caso, las sustancias perniciosas que supuestamente podrían liberar no suponen un peligro inmediato para la salud. Por tanto, la fecha de caducidad del agua sigue sin tener un sentido práctico más allá de prevenir un mal sabor de boca.