Por mucho tiempo las personas que no podía hablar o escuchar, se veían aisladas de cualquier ámbito social, y eso generaba una exclusión muy violenta para las personas que no podían expresarse por medio del sonido de las palabras o escuchar una voz. Ese muro de a poco se va cayendo, hoy el lenguaje por señas se está incluyendo en la planificación educativa en todo el territorio nacional, de a poco también en el ámbito laboral se realizan talleres para tener un cierto conocimiento básico para entablar un dialogo mínimo con un compañero.
La Iglesia Católica, dentro de su estructura, era una materia pendiente que tiene que abordar, porque los que no pueden hablar o escuchar, también tienen pecados que confesar. Hoy se hace un quiebre dentro de la Iglesia a nivel provincial, el padre Martin Nacusi, será uno de los primeros sacerdote que comenzará a confesar por medio del lenguaje de señas. Previo a él, estuvo un sacerdote frnaciscano que también lo realizaba pero se interrumpió esta confesiones con lenguaje de señas hace años, y recién ahora, un sacerdote sanjuanino lo vuelve a realizar.
Tuvimos la oportunidad de dialogar con el padre y nos contó cómo fue la iniciativa de aprender leguaje por señas.
Nacusi: todo inició hace casi seis años atrás, en un encuentro que participé, donde estaba una amiga, que dialogando de varios temas, me dijo, prométeme que algún día vas a estudiar leguaje de señas. Yo me quedé sorprendido, porque no soy de hacer ese tipo de promesas, sumado que no tenía tanta info del tema, pero ella me dijo algo que me hizo reflexionar en el momento, dijo: “porque los sordos también tienen pecados y necesitan confesarlo”. Ese momento quedo muy presente en mi por varios años y hoy lo voy a cumplir.
¿Cuándo inicio a estudiar el lenguaje de señas?
Nacusi: inicie en medio de la pandemia, en la facultad había iniciado las inscripciones y justo una chica que nos ayuda en Caritas me lo dijo, y ahí recordé lo que había hablado con mi amiga hace muchos años atrás, y me decidí inscribirme, gran parte del cursado fue virtual, pero la última etapa ya fue presencial. A fin del año pasado, me pude recibir y hoy inicio este camino que quería hacer hace mucho tiempo atrás.
¿Cuándo fue su primera confesión por medio del lenguaje de señas?
Nacusi: Tuve la oportunidad al poco tiempo de recibirme el año pasado, una señora que nos ayuda en un merendero de Caritas acá en Caucete, tiene un familiar joven que según la señora nunca se había podido confesar por no encontrar un sacerdote que lo interpretara por medio del lenguaje de señas. El joven vino a una misa, antes que iniciara, nos pusimos a dialogar y lo invité a confesarse, él quedo sorprendido y emocionada a la vez, porque era la primera vez que no necesitaba de un intérprete para dialogar con un sacerdote. Lo confesé y la emoción era mutua, yo me sentía muy contento de poder haberlo confesado por medio del lenguaje de señas, fue una experiencia única, la cual me motivo a planteárselo al Obispo de San Juan.
¿Cuál fue la idea que le planteaste al Obispo de la provincia?
Nacusi: lo había hablado un tiempo atrás, que estaba estudiando el lenguaje por señas y que me gustaría realizar algo al respecto, él me contesto que le parecía perfecto, pero que aprendiera hablarlo bien y recién armaríamos algo en la Iglesia.
Me recibí y al poco tiempo lo llame, le conté que quería comenzar a confesar por medio del lenguaje por señas, y él me dijo que sí, pero que iniciara en la Catedral, un punto céntrico, para que de cualquier parte de la provincia pueda llegar. Le dije que me parecía correcto, coordinamos con los horarios de la Catedral y vamos a iniciar el jueves de 18hs a 20hs, ese día quedo fijado en la Catedral, ahí estaré esperándolos.
¿Y cuándo podría realizar las confesiones en la Parroquia Cristo Rey?
Nacusi: quiero comenzar los días viernes, de 18hs a 20hs, este viernes la persona que quiera confesarse por medio del lenguaje de señas, estaré acá. Sé que es algo muy importante para las personas que no pueden hablar o escuchar, por eso me pongo a disposición, es algo que amo y quiero hacer, concluye el padre Martín Nacusi.
por: Ivan Palacio