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Este lunes comenzará el juicio por el conmocionante caso de las tres hermanitas cauceteras que estuvieron desaparecidas durante un día en julio de 2019 y eran abusadas sexualmente por el cartonero apodado “El Chingolo”. Mario Ortiz, tal cual es su nombre, afronta graves delitos en su contra. La mamá de las nenas es acusada de ser la entregadora. Ambos llegan detenidos al debate a realizarse en la Sala I de la Cámara en lo Penal y Correccional.

Mario Antonio “El Chingolo” Ortiz, de 49 años, y la mamá de esas tres niñas, que tiene 42 y a la que no se identifica para preservar a las víctimas, se sentarán desde el próximo lunes a las 9 frente al juez Martín Heredia Zaldo en la Sala I de tribunales. La fiscal Marcela Torres irá en busca de duros castigos. A él lo acusa del delito de abuso sexual con acceso carnal reiterados –tres hechos-, en concurso real. A la mujer le atribuye participación secundaria en el mismo delito, pero además presuntas exhibiciones obscenas. Esto último porque supuestamente tenía sexo frente a esas niñas, que hoy tiene 10 y 8 años.

El calvario que vivían estas tres nenas –dos son mellizas- se conoció en julio de 2019. Una vecina de Caucete llamó al 911 y alertó que un sujeto apodado “El Chingolo” se había llevado a esas tres pequeñas en una camioneta blanca. La mujer contó que temía que hayan sido raptadas por ese sujeto y que éste abusara de ellas.

La mamá de las niñas conocía a “El Chingolo”; de hecho, permitía que en ocasiones él se quedara en su casa junto a las nenas o que se las llevara algunos fines de semana para “cuidarlas”. Sin embargo, la vecina y otro hombre de la zona aseguraron que varias veces vieron a “El Chingolo” manoseando a las niñas.

Todo eso generó alarma y preocupación; más ante la pasividad de la mamá, que reconoció que “El Chingolo” andaba con las pequeñas, pero no sabía dónde estaban. La tarde del sábado 6 de julio de 2019 se armó un gran operativo policial para buscar a las nenas en Caucete, también allanaron el rancho armado con plásticos en el que vivía “El Chingolo” Ortiz cerca del basural en Las Talas, en las afueras de la villa cabecera. Aun así, no encontraban a las pequeñas ni al sospechoso. Recién al otro día, cuando caía la tarde del domingo localizaron a las niñas caminando cerca de su domicilio. Ahí confirmaron que habían estado cautivas del cartonero. Después detuvieron a “El Chingolo”.

La madre siempre estuvo en la mira, aunque en principio permaneció en libertad. A los meses cayó preso, dado que estaba involucrada. Los testimonios de los vecinos, uno de los cuales había hecho la denuncia el 7 de julio, sirvieron para fortalecer las sospechas que Ortiz abusaba sexualmente de las nenas y se las llevaba a su rancho los fines de semana. La testigo declaró que, días antes de la desaparición de las niñas, una de ellas le contó aterrada que no quería ir más a “El Chingolo”. Que ese hombre les tocaba sus cuerpos, que las hacía acostar en el piso, que no las dejaba dormir toda la noche y las amenazaba con un cuchillo. Y le escuchó decir: “mi mamá no me cree, prefiere más a sus machos que a sus hijos”, según declaró la testigo.

Al menos una de las niñas confirmó esas versiones en Cámara Gesell y relató el infierno que padecían junto a su madre y a “El Chingolo”. Esa pequeña aseguró que Ortiz les ponía “la vacuna en la cara, muchas veces”, en referencia a los abusos sexuales. Relató que las manoseaba, besaba y hacía otras cosas obscenas mientras él permanecía desnudo. También refirió a la madre y dijo que ellas solían ver cómo mantenía relaciones sexuales en la casa.

Según la requisitoria fiscal, las otras pequeñas no aportaron mucho en sus declaraciones. Los informes indican que esto se debía, quizás, a que fueron influenciadas para que no hablaran. Pero todas mostraban signos o indicadores de haber sufrido abusos sexuales. Por esto dieron acreditado que “El Chingolo” sometía a las niñas a distintos abusos y que la mujer consentía todo. Desde el lunes, ambos deberán responder por esos delitos.

fuente: tiempo de san juan

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