Bajo una expectativa galopante y un escenario cargado de incógnitas, 133 cardenales inician hoy el histórico cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco. Y aunque los nombres de un grupo de seis o siete cardenales dominan las apuestas como los candidatos favoritos, la clave de la elección del pontífice 267 de la historia de la Iglesia Católica es si se elige a un pastor con las mismas prioridades del recientemente fallecido papa argentino o habrá un giro hacia el ala más conservadora.
“Se trazó el perfil de un pastor, maestro de humanidad, capaz de encarnar el rostro de una Iglesia samaritana, cercana a los necesitados y a las heridas de la humanidad”, dijo el director de la Sala de Prensa, Matteo Bruni, al sintetizar los temas salidos en la doceava y última congregación general (reuniones pre cónclave).
El cónclave secreto comenzará hoy por la tarde hora de Roma a puerta cerrada en la Capilla Sixtina y en él podrán participar todos los cardenales menores de 80 años. Algunos prelados buscan un nuevo papa que continúe con el impulso de Francisco de una Iglesia más transparente, mientras que otros buscan un repliegue a raíces más tradicionales que den primacía a la doctrina.
Aunque hay algunos cardenales considerados como favoritos para suceder a Francisco -dos de ellos mencionados a menudo son el cardenal italiano Pietro Parolin y el cardenal filipino Luis Antonio Tagle-, muchos de los clérigos con derecho a voto aún no se han decidido. Por eso, se espera que el cónclave dure al menos 48 horas hasta que se logre el mágico número de 89 votos para un candidato. Recién ahí habrá fumata blanca con el anuncio de “habemus papam”.
Se trata, además, de una elección sin precedente en la historia. Nunca hubo tantos cardenales electores -133- y nunca fue necesario un quórum tan alto, de 89 votos, el equivalente de dos tercios de la asamblea para que alguien pueda ser electo. Por voluntad de Jorge Bergoglio, que internacionalizó como nadie el colegio cardenalicio, los 133 cardenales electores provienen de 70 países de todos los continentes: 52 de Europa, 14 de América del Norte (EEUU y Canadá), 23 de América Latina; 17 de África, 23 de Asia y 4 de Oceanía. El 80% fueron designados por Francisco, aunque eso no necesariamente quiere decir que saldrá electo un “Francisco II”.
Muchos purpurados llegan de países remotos y olvidados como Papúa Nueva Guinea, en Oceanía, que Francisco visitó el año pasado en el viaje más largo y más hacia el este del mundo de su pontificado, que hizo pese a su silla de ruedas y precaria salud, con una fuerza y determinación que conmovieron al mundo.
Los cardenales se encuentran sumido en un gran debate en busca del perfil del nuevo papa, aunque en los últimos días hubo muchas voces que elogiaron el legado de Francisco y reclamaron a viva voz que el próximo jefe de la Iglesia sea un pastor profético, como Jorge Mario Bergoglio, alguien con experiencia de obispo en una diócesis y cercano a los que sufren.
De predominar este deseo, disminuirían las chances del cardenal Pietro Parolin, el gran favorito según las casas de apuestas londinenses y para la prensa italiana, un diplomático de carrera de mucho prestigio y habilidad, pero sin experiencia al frente de una diócesis. Parolin, de 70 años, es el candidato más conocido en un colegio de electores donde todos lamentan no conocerse. Como secretario de Estado y número dos de Francisco, Parolin se la pasaba viajando por el mundo. “Con los viajes, se hacía conocer y afianzaba su campaña para suceder a Francisco”, aseguró un prelado vaticano que espera otro tipo de papa.
Hoy en Santa Marta los cardenales deberán dejar todos sus celulares, tabletas, relojes, que recuperarán sólo después de que haya sido electo el nuevo pontífice. El cónclave comenzará después de una procesión solemne de los cardenales desde la Capilla Paolina hasta la Capilla Sixtina. Allí, después de jurar mantener secreto este ritual milenario, las cámaras del Vaticano, cortarán la transmisión después del tradicional “extra omnes” -“todos afuera”- pronunciado por el ceremoniero papal y se cerrarán las puertas. Comenzará entonces la primera y única votación de la jornada, cuyo resultado podrá verse con la primera fumata que saldrá de la chimenea de la Capilla Sixtina, no antes de las 15 de Argentina.
> A qué hora es la fumata?
Si en la primera votación de la mañana nadie tiene la mayoría necesaria para convertirse en el nuevo papa, no se hace ninguna fumata y se procede de inmediato a un segundo escrutinio. Después, en torno a mediodía o la una, se hace una nueva fumata, que puede ser negra si no hay nuevo papa o blanca si ya ha sido elegido uno. Lo mismo ocurre con las dos votaciones de la tarde, si la primera es negativa se pasa directamente a la siguiente, y solo al final hay señal de humo, negra o blanca. Entre las cinco y las siete hora de Roma. Esta rutina se rompe, obviamente, si en la primera votación de la mañana o de la tarde alguien sale elegido. Entonces hay una fumata blanca antes del horario previsto, a media mañana o a media tarde.
- Las claves de la votación
El día del inicio del cónclave, este miércoles, 7 de mayo, los cardenales electores entran en la Capilla duraron a las cuatro y media de la tarde (hora de Roma) y solo hacen una votación. Este primer escrutinio sirve para hacer una fotografía inicial de los apoyos de cada favorito y para que luego empiecen a agruparse los votos en torno a los candidatos más fuertes. Es casi imposible que un candidato obtenga los dos tercios, 89 votos o más a la primera, así que salvo sorpresa mayúscula esa primera fumata será negra. Se espera en torno a las seis o siete de la tarde.
> ¿Cuántas votaciones hay cada día?
A partir del segundo día de cónclave, hay cuatro votaciones a lo largo de la jornada. Dos por la mañana y dos por la tarde, hasta que un candidato obtiene la mayoría. Si después de tres días de votaciones sigue sin haber elección, se hace una pausa de un día, para que los cardenales recen, reflexionen y puedan conversar entre ellos. Si ocurriera, sería histórico, pues las votaciones nunca se han atascado tanto y jamás ha ocurrido en el último siglo y medio. Los últimos dos duraron solo 24 horas.
Esa pausa, si llegara el caso, sería el domingo, después de 13 escrutinios, pues según la referencia del último cónclave se cuentan los tres días de votaciones necesarios para el descanso sin considerar el primero de entrada a la Capilla Sixtina. El voto prosigue con ciclos de siete escrutinios, con una pausa de un día entre ellos. Pero algo cambia si se llega a 34 votaciones sin que haya un desenlace. A partir de ese momento se elegiría solo entre los dos candidatos con más papeletas, pero siempre con una mayoría de dos tercios.
- Para preservar el secreto…
Para asegurarse de que nadie está escuchando a los cardenales a escondidas incluyeron una película en la ventana para bloquear las cámaras de los drones y unas baldosas especiales para bloquear las señales de los teléfonos móviles.